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Bóveda de la Capilla Sixtina
Ciclo pictórico realizado por Miguel Ángel Buonarroti en la Capilla Sixtina.
Datos |
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Autor | Miguel Ángel Buonarroti (1474-1564) |
Fecha | 1508-1512 |
Técnicas y materiales | Fresco |
Dimensiones | 500 m2 |
Ubicación | Capilla Sixtina, Ciudad del Vaticano |
Período/estilo | Renacimiento |
¿Qué es?
La bóveda de la Capilla Sixtina es la techumbre que remata ese edificio. Se destaca por estar decorada con un extraordinario ciclo pictórico, realizado por Miguel Ángel Buonarroti por encargo del papa Julio II, que es considerado una de las piezas culminantes de la pintura del Renacimiento.
La Capilla Sixtina se construyó entre 1475 y 1484 por decisión de Sixto IV como capilla para uso de los papas en ceremonias privadas. Dada esa función, desde el comienzo se buscó dotar al edificio de una ornamentación que reflejara la magnificencia de la Iglesia católica y su poder universal sobre las almas.
El programa iconográfico completo, del que la pintura de la bóveda es un elemento muy importante, propone leer la historia de la humanidad como una continuidad genealógica que se inicia con la creación del mundo y continúa con la historia del pueblo judío y luego del cristianismo, del que el papa es la cabeza visible. Es decir que, a través de esa narrativa en imágenes, el papado se ubica como el representante en la tierra de la divinidad.
La serie de frescos miguelangelescos desarrolla como tema principal la historia del mundo desde el origen de los tiempos, hasta la venida de Cristo y se completa con el Juicio final, narración del fin de los tiempos, que el mismo artista pintó en la década de 1530.
¿Cómo se pintó?
La técnica empleada por Miguel Ángel fue el fresco, que era la usada tradicionalmente, desde tiempos de la antigua Roma, para pintar superficies murarias. Consiste en preparar la superficie con una mezcla húmeda de cal y puzolana sobre la que se aplica otra capa igual con el color.
Miguel Ángel no había tenido una fuerte formación en pintura, ya que su mayor interés estaba en la escultura, pero su primer maestro fue Ghirlandaio, un gran fresquista florentino del primer Renacimiento, por lo que se supone que tenía un conocimiento de primera mano del proceso técnico. Lo notable es que la bóveda, con la importancia que tenía esta obra al ser un encargo papal, fue su primera pintura realizada al fresco y su primer gran trabajo como pintor.
Publicidad, continua debajoMiguel Ángel trabajó prácticamente solo ya que, aunque en los inicios convocó como asistentes a una serie de pintores florentinos, no quedó satisfecho con su trabajo y pronto decidió enviarlos de vuelta a Florencia y encargarse de la monumental tarea por su cuenta. Solo tuvo algo de ayuda en la preparación de la pared y los colores y en la transposición de los dibujos desde los cartones, donde se plantean los originales, al muro.
Durante cuatro años, excepto por una interrupción de unos meses en 1510, el artista se ocupó personalmente de pintar cada una de las 175 escenas y los más de 350 personajes que componen la obra. Como Miguel Ángel llevaba una crónica de sus actividades y escribió numerosas cartas a su familia y amigos, sabemos que le resultó una tarea ingrata y agotadora, ya que trabajaba subido a los andamios durante largas horas, pasando calor en verano y frío en invierno, con la pintura chorreando sobre su cara.
Las obras se iniciaron, de acuerdo con el contrato firmado con el representante del papa, el 10 de mayo de 1508 y en noviembre de 1512 Julio II realizó la misa inaugural de capilla finalizada.
¿Qué representa?
La pintura de la bóveda de la Capilla Sixtina se puede dividir en varios sectores:
Sector central
El sector central narra, en una serie de nueve escenas principales, la historia sagrada de acuerdo con la Biblia desde la creación hasta la historia de Noé de acuerdo con el siguiente esquema:
La creación:
- Separación de la luz y la oscuridad.
- Creación del sol y la luna y creación de las plantas, aquí no se sigue estrictamente la cronología bíblica, sino que se intercalan dos momentos en la misma escena.
- Separación del cielo y la tierra.
Adán y Eva:
- Creación de Adán.
- Creación de Eva a partir del costado de Adán.
- Escena doble: tentación y pecado original, y expulsión del paraíso.
La historia de Noé
- Sacrificio de Noé en agradecimiento por haber sobrevivido al diluvio universal.
- Diluvio universal.
- Embriaguez de Noé.
Formalmente, las escenas están intercaladas, las 2, 4, 6 y 8 ocupan superficies más grandes, mientras que la 1, 3, 5, 7 y 9 ocupan superficies menores y cada una está rodeada de cuatro desnudos masculinos, conocidos como “ignudi” y medallones que simulan ser de bronce y representan escenas del Libro de los Macabeos de la Biblia.
La arquitectura simulada
Son elementos arquitectónicos simulados que funcionan como un marco visual que contiene las escenas principales y delimita los temas. Está formado por cornisas, nichos, bancos de piedra, salientes, pilastras y soportes sobre los que se apoyan personajes y esculturas simuladas.
Este tipo de pintura recibe el nombre de arquitectura de trampantojo, es decir, que aparenta ser real y acompaña la estructura arquitectónica general de la capilla por lo que es difícil para el espectador detectar cuáles son los elementos arquitectónicos reales y cuáles son pintura.
Las pechinas y lunetos
En las cuatro pechinas, ángulos curvos donde se une la bóveda con las paredes, Miguel Ángel representó escenas en las que el pueblo judío fue sometido a pruebas que superó con éxito según el Antiguo Testamento: David y Goliat, Judith y Holofernes, el episodio de la serpiente de bronce y el castigo de Amán.
En los espacios en los que la bóveda se articula con la pared, aparecen siete profetas bíblicos y cinco sibilas, personajes de la tradición griega cuyas predicciones el cristianismo asoció con preanuncios de la venida de Cristo.
Finalmente, Miguel Ángel ocupó los espacios de las enjutas y los lunetos que rodean las ventanas, con representaciones de los ancestros bíblicos de Jesús, todos en actitud de agobio por la larga espera de su llegada.
Miguel Ángel tenía predilección por la figura humana, sobre todo por los desnudos, por lo que toda la bóveda es un despliegue de cuerpos en distintas posturas, en general torsionadas y no hay prácticamente representación de paisajes. Solo se pueden encontrar algunos elementos naturales para indicar el paraíso y el diluvio, y ramas de roble y bellotas, para hacer referencia a la familia Della Rovere (que significa “del roble” en italiano) a la que pertenecían los dos papas que se ocuparon de la construcción y ornamentación de la capilla, Sixto IV y su sobrino, Julio II.
Historia de la decoración
Cuando la capilla fue construida, a finales del siglo XV, se decidió ornamentar la bóveda con una sencilla decoración de estrellas doradas sobre un cielo azul. Ese fresco estuvo a cargo del pintor Pier Matteo d’Amelia.
A comienzos del siglo XVI, el papa Julio II, decidió modificar esa decoración, en parte porque un problema estructural había provocado grietas y desprendimiento de la mampostería, y en parte porque el gusto había cambiado y al finalizarse la magnífica serie de frescos de las paredes, el techo aparecía un poco deslucido y no tenía la relevancia que se esperaba de una capilla papal. Por lo tanto, contrató a Miguel Ángel Buonarroti para que se ocupara de la nueva ornamentación.
El contrato inicial estipulaba la realización de una pintura con la representación de los doce apóstoles y diversos motivos ornamentales. Al comenzar los planteos de la composición, Miguel Ángel consideró que ese tema era “pobre” e inadecuado, por lo que propuso un nuevo programa que el papa aceptó, dándole libertad para que eligiera a su gusto el motivo de la pintura.
Los frescos de Miguel Ángel tuvieron un impacto enorme. Desde su inauguración, la capilla recibió la visita de nobles, intelectuales y artistas de todo el ámbito europeo que viajaban a estudiarla y copiar los motivos que, a través de grabados, se difundieron por todo el mundo ejerciendo una importante influencia estilística.
Ya en el siglo XX, las pinturas estaban oscurecidas por siglos de acumulación de polvo y hollín. Además, había sufrido intervenciones de restauración en distintos momentos (como repintes, limpiezas agresivas, recubrimiento con goma arábiga, etc.) que habían deteriorado algunos sectores o profundizado el daño en otros. Por lo tanto, a fines de la década de 1970 el Laboratorio de Restauración de Pintura de los Museos Vaticanos, encabezado por el experto Gianluigi Colalucci, decidió iniciar una restauración en profundidad acompañado y sostenido por el consenso de la comunidad académica. La restauración duró catorce años, desde junio de 1980 hasta marzo de 1994 y descubrió una pintura luminosa, con un extraordinario dominio del modelado de los cuerpos a través del color, que cambió la concepción que se tenía sobre Miguel Ángel Buonarroti como pintor.
Bibliografía: |
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Licenciada en Gestión e Historia de las Artes, Editora. Autora y editora de contenidos educativos y de divulgación.
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