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Invasiones bárbaras
Movimientos de población que se produjeron en la cuenca del mar Mediterráneo entre los siglos III y VI d. C.
¿Qué fueron?
Se conoce con el nombre de invasiones bárbaras a los movimientos de población que se produjeron en la cuenca del mar Mediterráneo entre los siglos III y VI d. C.
Si bien sus causas no están esclarecidas, muchos historiadores consideran que se debieron a cambios climáticos y demográficos que obligaron a varios pueblos asiáticos a desplazarse hacia Europa.
La llegada de estos invasores a la cuenca del Danubio provocó el desplazamiento de los pueblos germánicos, que presionaron las fronteras del Imperio romano. Algunos lograron instalarse pacíficamente en calidad de aliados, pero otros irrumpieron violentamente, saqueando todo lo que encontraban a su paso.
Los romanos denominaron bárbaras a estas invasiones porque llamaban bárbaros a todos los pueblos que eran ajenos a su civilización.
Estas migraciones marcaron el fin del Imperio romano de Occidente y la transición entre la Edad Antigua y la Edad Media, que los historiadores llaman Antigüedad tardía.
Contexto histórico
A mediados del siglo III el Imperio romano, que dominaba toda la cuenca del Mediterráneo, comenzó a experimentar un conjunto de problemas políticos, económicos y sociales que los historiadores llaman crisis del siglo III.
Una de las principales manifestaciones de esa coyuntura fue el resquebrajamiento de la autoridad de los emperadores, debido a conspiraciones palaciegas y rebeliones militares. Esos levantamientos fueron aprovechados por varios pueblos germánicos para invadir territorios romanos y saquear campos y ciudades.
Publicidad, continua debajoLa pérdida de varias cosechas provocó hambre y epidemias, y la huida de los campesinos de las tierras que trabajaban; algunos se transformaron en bandoleros mientras que otros se sometieron a la protección de los grandes terratenientes.
Para superar la crisis del siglo III, los emperadores romanos ensayaron distintas medidas, como la división del Imperio en dos partes (Oriente y Occidente); la creación de un sistema de gobierno (la tetrarquía), en el que dos augustos eran asistidos por dos césares que los sucedían tras veinte años de gobierno; el traslado de la capital imperial de Roma a Constantinopla, etc.
Desarrollo
Los grandes movimientos de población comenzaron en el siglo III cuando alamanes y francos invadieron conjuntamente la Galia, mientras que los vándalos irrumpieron en Panonia y los godos devastaron las costas de Anatolia y los Balcanes. A pesar de que los romanos debieron afrontar simultáneamente la guerra contra los persas en el este y los germanos en el oeste, lograron repeler todos los ataques.
La situación cambió radicalmente a fines del siglo IV, cuando los hunos, de origen mongólico, irrumpieron en la cuenca del Danubio, obligando a los godos a desplazarse hacia el sur y el oeste. Los romanos trataron de frenar su avance, pero tras ser derrotados en la batalla de Adrianópolis (378), les permitieron establecerse como aliados en Iliria.
Durante varios años se restableció la paz, pero el invierno particularmente frío del año 406 permitió que suevos, vándalos y alanos cruzaran las aguas heladas del Rin. En el 409, estos pueblos se asentaron en Hispania: los suevos ocuparon el norte de la península, en el centro se ubicaron los alanos y en la parte sur, los vándalos, que permanecieron poco tiempo allí porque en el 429 se trasladaron al norte de África.
En el 410, los visigodos se rebelaron y acaudillados por Alarico atacaron y ocuparon Roma para luego marchar hacia Sicilia. Tras la muerte de Alarico y la elección de Ataúlfo como nuevo jefe, se dirigieron a la Galia para fundar el reino de Tolosa, en el 418.
En el 451 un nuevo peligro se abatió sobre Roma: Atila, rey de los hunos, penetró en la Galia, donde una coalición de romanos y germanos logró derrotarlo en la batalla de los Campos Cataláunicos.
Después de la muerte de Atila, en el 453, nuevas oleadas de invasores asolaron las provincias occidentales: anglos y sajones desembarcaron en Britania y se impusieron sobre la población de origen celta; francos y burgundios se adueñaron de la Galia, desplazando a los visigodos hacia Hispania; piratas vándalos cruzaron el Mediterráneo y saquearon Roma en el 455.
El debilitado Imperio de Occidente se derrumbó en el 476 cuando Odoacro, rey de los hérulos, ocupó Rávena y capturó al emperador Rómulo Augústulo. El dominio de los hérulos sobre Italia fue efímero, ya que en el 489 fueron derrotados por los ostrogodos de Teodorico el Grande. Tras una breve dominación bizantina, en el 568 los lombardos invadieron el norte de Italia y fundaron un reino que perduró hasta el 774.
La llegada de los lombardos a Italia, que ocurrió en paralelo a la de los eslavos a los Balcanes, constituyó el último tramo de las grandes migraciones de los siglos III a VI. Luego de una etapa de relativa paz, durante los siglos IX y X una segunda oleada de invasiones, protagonizada por vikingos, magiares y sarracenos, volvió a generar inestabilidad e inseguridad en el mundo mediterráneo.
Causas y consecuencias
Causas
Las principales causas de las invasiones bárbaras fueron las siguientes:
- El rápido crecimiento demográfico que se registró en las estepas euroasiáticas a partir del siglo III.
- Los cambios climáticos que se produjeron en las zonas templadas de Eurasia durante el siglo IV.
- La irrupción de los hunos en la cuenca del Danubio, que provocó un importante desplazamiento de poblaciones germanas hacia el sur y el oeste.
- La progresiva decadencia política, social y económica del Imperio romano de Occidente.
- El deseo de prosperar que se fue apoderando de germanos y eslavos al entrar en contacto con el mundo romano.
- La presencia de gran cantidad de oficiales y soldados de origen germánico en las filas romanas, que fue licuando la cohesión de las antiguas legiones imperiales.
Consecuencias
Entre las principales consecuencias de las invasiones bárbaras, destacan:
- El socavamiento de la unidad y el poderío de Roma, que obligó a los emperadores a dividir el Imperio para enfrentar separadamente los ataques de hunos, germanos y eslavos.
- La paralización del comercio de larga distancia y el despoblamiento de las ciudades.
- La creación de distintos reinos romano-germánicos en territorios antiguamente romanos. Entre ellos, los reinos de francos, visigodos, suevos, vándalos, ostrogodos y la heptarquía anglosajona.
- La multiplicidad étnica y la diversidad lingüística y cultural que caracterizó a Europa a partir del siglo V.
- El importante rol que adquirió el obispo de Roma, devenido luego en Papa o jefe de la cristiandad, tras la disolución del Imperio romano de Occidente.
- La continuidad del Imperio romano de Oriente o Imperio bizantino, que tras el intento de reunificación de Justiniano (527-565), se fue helenizando y centrando su interés en la batalla defensiva contra los persas y los árabes en el este, y contra los ávaros y los eslavos en el noroeste.
Bibliografía: |
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Profesor en Enseñanza Media y Superior en Historia (Universidad de Buenos Aires). Autor, editor y coordinador de contenidos editoriales.
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