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Marcelo Néstor Musa (2024). Juana Azurduy. Recuperado de Enciclopedia Iberoamericana (https://enciclopediaiberoamericana.com/juana-azurduy/). Última edición: junio 2024. Consultado el 11 de diciembre de 2024.
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Retrato anónimo de Juana Azurduy con su uniforme de teniente coronel. Salón de Espejos de la Alcaldía de Padilla, Chuquisaca, Bolivia.

Juana Azurduy

Líder independentista altoperuana.

Tabla de contenidos:

Datos

Nacimiento Toroca, Chuquisaca, Virreinato del Río de la Plata, 12 de julio de 1780.
Fallecimiento Sucre, Bolivia, 25 de mayo de 1862 (81 años).
Ocupación Líder independentista altoperuana.
Causa de la muerte Enfermedad desconocida.

¿Quién fue?

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Juana Azurduy fue una patriota sudamericana que luchó en las guerras por la Independencia del Alto Perú, una región montañosa ubicada en el extremo norte del Virreinato del Río de la Plata.

Cansada de los abusos de la dominación colonial, apoyó las expediciones enviada por los gobiernos porteños en 1810, 1813 y 1815. Durante esos años trabó amistad con el general Manuel Belgrano, que supo reconocer su valor y temeridad.

Retrato anónimo de Juana Azurduy con su uniforme de teniente coronel. Salón de Espejos de la Alcaldía de Padilla, Chuquisaca, Bolivia.

Retrato anónimo de Juana Azurduy con su uniforme de teniente coronel. Salón de Espejos de la Alcaldía de Padilla, Chuquisaca, Bolivia.

Luego de la derrota y retirada de las tropas rioplatenses, formó parte del movimiento de resistencia contra la dominación española que también integraron Manuel Padilla, Vicente Camargo, Ignacio Warnes y el sacerdote Ildefonso Muñecas. Durante esas luchas combatió con bravura y determinación y perdió a su marido y a cuatro de sus cinco hijos.

En 1816 asumió el liderazgo de la llamada Republiqueta de La Laguna, que poco después fue disuelta por la represión de las fuerzas realistas.

La huida hacia el sur la vinculó con el gobernador salteño Martín Miguel de Güemes, que la protegió y la integró a su ejército.

Después de permanecer ocho años en Salta, regresó a su Chuquisaca natal para presenciar la Declaración de la Independencia de Bolivia, el 6 de agosto de 1825.

Infancia y juventud

Juana Azurduy nació el 12 de julio de 1780 en Toroca, una población cercana a la ciudad de Chuquisaca, en la Intendencia de Potosí del Virreinato del Río de la Plata.

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Perteneció a una familia altoperuana de buena posición económica, ya que su padre, el criollo Matías Azurduy, era propietario de varias fincas rurales. Su madre, Eulalia Bermúdez, era en cambio una mestiza que era hija de una indígena y de un español.

Desde niña Juana acompañó a sus padres en las labores rurales junto a los indígenas que trabajan sus tierras. De esa manera aprendió a cabalgar y hablar en quechua y aymará.

Durante su adolescencia, cuando quedó huérfana, fue puesta bajo la protección de sus tíos, que decidieron que ingresara en un convento. Pero allí permaneció poco tiempo ya que no tenía vocación religiosa.

Vida privada

En 1799 contrajo matrimonio con Manuel Ascencio Padilla, que era hijo de un hacendado que vivía cerca de una de las propiedades familiares.

Fruto de ese matrimonio con Padilla nacieron cinco hijos, cuatro varones y una mujer, a la que llamaron Luisa. Ella fue la única que alcanzó la edad adulta.

Padilla intentó hacer carrera en la burocracia colonial pero encontró trabas y dificultades debido a su condición de americano. Decepcionado por esa situación, apoyó la Revolución de Chuquisaca, que en 1809 se plasmó en la formación de una junta de gobierno que fue disuelta por la represión realista.

La lucha contra los realistas

Entre 1810 y 1813 tropas provenientes de Buenos Aires ocuparon en dos oportunidades el Alto Perú. Juana y su esposo celebraron el avance de las tropas porteñas y pudieron disfrutar de una inédita libertad.

La situación cambió por completo luego de las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma, que obligaron al ejército rioplatense a retroceder hasta Salta y Jujuy.

Si bien los realistas recuperaron el Alto Perú, el control que ejercieron sobre el altiplano no fue total. En varios valles y quebradas se gestaron núcleos de resistencia local, liderados tanto por caudillos criollos como por curacas locales, como Cumbay y Juan Huallparrimachi. Cada uno de esos núcleos de resistencia, que los historiadores llaman republiquetas, tenían sus jefes y sus consejos asesores.

Para combatir a los realistas, los líderes independentistas recurrieron a la guerra de guerrillas, que consistía en atacar por sorpresa para luego huir y ponerse fuera del alcance del fuego enemigo. La idea era evitar los enfrentamientos a campo abierto contra fuerzas mejor armadas y superiores en número.

En una de las represalias realistas que siguió a esos golpes de mano guerrilleros un grupo de soldados forzó la entrada de la casa de Juana exigiendo la entrega de alimentos. Como no estaba dispuesta a quedarse sin comida para alimentar a sus hijos, mató a los soldados que comandaban la requisa. Esa temeraria acción la obligó a abandonar su hogar y sus bienes personales para ocultarse entre montes y sierras y sumarse de lleno a la guerra contra los realistas. En esas luchas Juana y su esposo pelearon codo a codo alternando victorias y derrotas.

Una de esas derrotas los obligó a refugiarse en una zona de pantanos, donde sus cuatro hijos fueron víctimas de una epidemia de paludismo. El golpe fue devastador, pero en lugar de abandonar la guerra, Juana y Manuel decidieron seguir luchando hasta liberar su tierra de la opresión española.

La victoria pareció estar al alcance de la mano a mediados de 1815, cuando el Ejército del Norte, al mando del porteño José Rondeau, invadió por tercera vez el Alto Perú. Juana y Manuel apoyaron el avance de las fuerzas patriotas atacando a las tropas realistas en retirada. Gracias a su apoyo, Rondeau pudo ocupar Potosí, Chuquisaca y Cochabamba.

El asesinato de Padilla y la huida hacia Salta

Luego de la derrota de Rondeau en Sipe-Sipe, a fines de 1815, Juana junto a Padilla, Warnes, Camargo y Muñecas cubrieron el repliegue del Ejército del Norte. En una de las escaramuzas que tuvo lugar en el camino de la retirada, soldados realista abatieron a Padilla, le cortaron la cabeza y la clavaron en una pica que exhibieron en la plaza de la localidad de la Laguna.

Abatida por el asesinato de su esposo, se refugió durante varios meses en parajes inhóspitos para cuidar a la pequeña Luisa, la única hija que le quedaba viva.

La situación cambió a fines de 1816, cuando el general Belgrano intercedió ante el Directorio porteño para que confiriera a Azurduy el grado de teniente coronel del ejército patrio.

Alentada por este inédito reconocimiento, en mayo de 1817 reunió una fuerza formada por cientos de indígenas y mestizos que, armados con palos, sables y asadas, tomaron por asalto La Laguna y recuperaron la cabeza de Padilla. Luego de ordenar la realización de una ceremonia religiosa en memoria de su esposo, Juana procedió a darle cristiana sepultura.

A pesar de esta victoria, el avance realista fue incontenible, por lo que Juana debió huir hacia el sur y refugiarse en Salta. Allí fue recibida por Güemes, el gobernador salteño, que reconoció sus méritos y la incorporó a su ejército.

Durante los siguientes tres años contribuyó a ponerle freno a varias ofensivas de los realistas, que amenazaban con llegar hasta Tucumán y desde allí avanzar hacia Córdoba y hasta la propia Buenos Aires.

El asesinato de Güemes, en 1821, fue otro duro golpe para Juana, que sin su protección quedó varada a su suerte y sin ningún tipo de ayuda del nuevo gobierno provincial.

Regreso al Alto Perú

Luego de conocer la noticia de la victoria de los ejércitos bolivarianos en la batalla de Ayacucho, regresó al Alto Perú, donde presenció la entrada de las tropas de Antonio José de Sucre en Chuquisaca y la proclamación de la Independencia de Bolivia, el 6 de agosto de 1825.

Poco después recibió la visita de Simón Bolívar que durante su breve estadía en Bolivia tuvo el deseo de conocerla. Se dice que el Libertador la estrechó entre sus brazos y con tono cariñoso le dijo: “¡Señora Azurduy, esta república, en lugar de hacer referencia a mi apellido, debería llevar el de los Padilla!”

Luego del fin de la influencia venezolana en Bolivia, Juana gestionó ante las nuevas autoridades la recuperación de sus tierras y la continuidad del cobro de una pensión que le había sido otorgada por el gobierno de Sucre. Pero esos trámites demoraron muchos años y la obligaron a pasar muchas necesidades económicas.

Muerte

Juana Azurduy falleció en la ciudad de Sucre, sumida en la pobreza y olvidada por sus contemporáneos el 25 de mayo de 1862. Tenían entonces casi 82 años.

Sus restos fueron depositados en una fosa común del cementerio local, tras una ceremonia fúnebre a la que solo asistió Indalecio Sandi, un joven discapacitado a quien Juana le había permitido vivir en su casa.

Recién un siglo después de su muerte su figura comenzó a ser reivindicada por historiadores revisionistas que difundieron su lucha y lograron que tuviera el reconocimiento público que se merecía en vida.

Fue entonces que sus restos fueron desenterrados, identificados y colocados en una urna que se ubicó en un mausoleo que se construyó en su homenaje en la ciudad de Sucre.

En la década de 1970 grupos nacionalistas y de izquierda asimilaron la lucha de Juana a la de las fuerzas tercermundistas que combatían la presencia de las grandes potencias en América Latina, Asia y África.

Diez años después, una canción escrita por Félix Luna, musicalizada por Ariel Ramírez y cantada por Mercedes Sosa, inmortalizó su nombre al recordar sus hazañas y denominarla “Flor del Alto Perú”.

Bibliografía:
  • O’Donnell, Pacho. Juana Azurduy, la tenienta coronela. Buenos Aires, Planeta, 1994.
  • Pigna, Felipe. Mujeres insolentes de la historia. Buenos Aires, Planeta, 2019.
  • Siles Salinas, Jorge. La Independencia de Bolivia. Madrid, MAPFRE, 1992.

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Acerca del autor:

Profesor en Enseñanza Media y Superior en Historia (Universidad de Buenos Aires). Autor, editor y coordinador de contenidos editoriales.

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Marcelo Néstor Musa (2024). Juana Azurduy. Recuperado de Enciclopedia Iberoamericana (https://enciclopediaiberoamericana.com/juana-azurduy/). Última edición: junio 2024. Consultado el 11 de diciembre de 2024.
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