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Manuel Dorrego
Militar y político porteño de ideas federales que gobernó la provincia de Buenos Aires en la década de 1820.
Datos |
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Nacimiento | Buenos Aires, Virreinato del Río de la Plata, 11 de junio de 1787. |
Fallecimiento | Navarro, provincia de Buenos Aires, 13 de diciembre de 1828 (41 años). |
Ocupación | Militar y político porteño de ideas federales, dos veces gobernador de la provincia de Buenos Aires. |
Causa de la muerte | Fusilamiento. |
¿Quién fue?
Manuel Dorrego fue un militar y político porteño de destacada actuación en las guerras por la Independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata. También se involucró en la vida política de las dos décadas que siguieron a la Revolución de Mayo.
De ideas federales, defendió la autonomía de las provincias frente a los intentos centralistas de los unitarios, la mayoría de ellos de origen porteño.
Se desempeñó en dos oportunidades como gobernador de la provincia de Buenos Aires, durante unos meses de 1820 y entre 1827 y 1828. En diciembre de ese año fue derrocado por tropas unitarias comandadas por el general Juan Lavalle, que luego de tomarlo prisionero lo hizo fusilar sin juicio previo.
Figura controvertida de la historia argentina, algunos historiadores lo consideran como un líder federal que defendió los intereses de los sectores populares. Otros, en cambio, lo caracterizan como un caudillo autoritario y lo responsabilizan de la radicalización de las guerras civiles de la década de 1820.
Infancia, juventud y formación intelectual
Manuel Críspulo Bernabé Dorrego nació en la ciudad de Buenos Aires el 11 de junio de 1787. Su familia, de buena posición económica, estaba encabezada por su padre, el comerciante portugués José Antonio do Rego, y su madre, la criolla María de la Ascensión Salas. La completaban cuatro hermanos mayores que él.
En 1803 ingresó en el Real Colegio de San Carlos (hoy en día Colegio Nacional Buenos Aires), en el que fueron sus compañeros Esteban de Luca, Patricio Lynch, Tomás Guido y Sebastián Lezica.
Finalizados estos estudios, sus padres decidieron que ingresara en la Real Universidad de San Felipe, en Santiago de Chile, donde optó por la carrera de Leyes, ya que quería graduarse de abogado.
Publicidad, continua debajoRol en las guerras por la Independencia
Al pronunciarse los vecinos de Santiago de Chile contra la continuidad del gobierno español, se sumó a los sectores más radicales al grito de “¡Junta queremos!”. Abandonó entonces sus estudios de jurisprudencia y se sumó a las fuerzas militares de la Patria Vieja chilena, en las que alcanzó el grado de capitán.
Al iniciarse la Revolución de Mayo, se encontraba todavía en Chile, desde donde regresó con 400 voluntarios chilenos para reforzar las tropas porteñas que iniciaban la guerra contra los realistas.
En Buenos Aires se sumó al partido independentista, del que formaban parte Bernardo de Monteagudo y Manuel Belgrano. A las órdenes del vocal de la Primera Junta, devenido en militar, participó en la batalla de Tucumán y luego en la de Salta, donde destacó por su valentía y capacidad de liderazgo. En Tucumán cuestionó la orden dada por Belgrano de perdonar la vida a los enemigos que prometieran no volver a tomar las armas contra los patriotas.
Carrera política
Luego del fin de la segunda expedición auxiliadora al Alto Perú, regresó a Buenos Aires con el grado de coronel. Se involucró entonces en la vida política, transformándose rápidamente en un referente del federalismo rioplatense, al defender con fervor la autonomía de las provincias frente a los intentos centralistas del Directorio.
En 1816 fue desterrado por el director supremo Juan Martín de Pueyrredón por negarse a incorporarse al ejército que José de San Martín preparaba en Mendoza para cruzar los Andes. Se exilió entonces en Chile, donde continuó su lucha por la independencia y la organización nacional bajo la forma federal de gobierno.
En 1820, regresó a Buenos Aires y tras la convulsión que siguió a la disolución del Congreso y del Directorio, fue elegido gobernador de la recién creada provincia de Buenos Aires.
Su mandato se caracterizó por medidas progresistas, como la promoción de la educación pública, una tenue reforma agraria y el apoyo brindado al desarrollo de los saladeros y otras incipientes industrias locales. Su forma de ser impulsiva y temperamental y sus ideas federales lo enfrentaron a la poderosa élite porteña.
Tras ser derrocado por un golpe de Estado en 1821, se exilió en Montevideo, la capital de la Banda Oriental. Regresó posteriormente a Buenos Aires y participó en las sesiones que tuvieron lugar para sancionar la Constitución centralista de 1826. Durante esos debates, con su habitual elocuencia, increpó a los diputados oficialistas y defendió el derecho al voto de los criados, peones jornaleros y soldados de línea.
En 1827, tras la renuncia de Bernardino Rivadavia a la presidencia, fue nuevamente elegido gobernador. Su segundo mandato se vio marcado por la tensión con los unitarios, quienes lo acusaban de traidor a la patria por negociar un tratado de paz con el Imperio de Brasil que reconocía la independencia de la Banda Oriental.
Vida privada
En 1815 Dorrego contrajo matrimonio con Ángela Baudrix, con quien tuvo dos hijas: Isabel (1816) y Angelita (1821). Su vida familiar se vio marcada por los constantes viajes y exilios debido a su activa participación en la vida política rioplatense.
En la intimidad del hogar, disfrutaba de actividades como la lectura, la música y la equitación. También apreciaba los vinos finos y la buena comida.
Algunos historiadores han revelado aspectos controversiales de su vida privada, como varias relaciones extramaritales y supuestas deudas de juego.
Antes de morir, le escribió una carta a Ángela en la que la instó a ser feliz “ya que no lo has podido ser en compañía del desgraciado Manuel Dorrego.”
Muerte
El 13 de diciembre de 1828 fue derrotado por tropas unitarias dirigidas por el general Lavalle, quien ordenó que lo tomaran prisionero. Lavalle se negó a conversar con Dorrego e inmediatamente ordenó que se lo fusilara por traición a la patria, tal como se lo habían sugerido importantes líderes del unitarismo como Salvador María del Carril, Julián Segundo de Agüero, Martín Rodríguez, Ignacio Álvarez Thomas, Valentín Alsina y los hermanos Florencio y Juan Cruz Varela.
Antes de morir fue asistido por el sacerdote Juan José Castañer y por el militar tucumano Gregorio Aráoz de Lamadrid, a quien pidió que le entregara a su esposa dos cartas y algunos recuerdos. Sus últimas palabras fueron: «¡Viva la federación! ¡Muero por la patria!»
Su asesinato a sangre fría conmocionó al país y profundizó las divisiones entre unitarios y federales, que se enfrentaron en varias guerras civiles que se prolongaron hasta la sanción de la Constitución Nacional en 1853.
Sus restos están sepultados en una bóveda familiar del Cementerio de La Recoleta, en la Ciudad de Buenos Aires.
En julio de 2015, y por iniciativa del Poder Ejecutivo Nacional, el Congreso de la Nación Argentina le concedió el ascenso post mortem al rango de general.
Bibliografía: |
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Profesor en Enseñanza Media y Superior en Historia (Universidad de Buenos Aires). Autor, editor y coordinador de contenidos editoriales.
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