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Marcelo Néstor Musa (2021). Adolf Hitler. Recuperado de Enciclopedia Iberoamericana (https://enciclopediaiberoamericana.com/adolf-hitler/). Última edición: septiembre 2021. Consultado el 30 de abril de 2024.
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Fotografía de Adolf Hitler.

Adolf Hitler

Dirigente político de origen austrohúngaro, que lideró la Alemania nazi entre 1933 y 1945.

Tabla de contenidos:

Datos

Nacimiento 20 de abril de 1889, Braunau, Imperio austrohúngaro.
Fallecimiento 30 de abril de 1945, Berlín, Alemania (56 años).
Ocupación Dirigente político, máximo líder de la Alemania nazi.
Causa de la muerte Suicidio.

¿Quién fue Adolf Hitler?

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Adolf Hitler fue un dirigente político de origen austrohúngaro, que lideró la Alemania nazi entre 1933 y 1945.

Se lo considera una de las figuras clave del siglo XX, ya que estableció un régimen totalitario de partido único que abogó por la supremacía de la raza aria y perpetró el Holocausto.

Su ideología de extrema derecha y su ambición de poder desencadenaron una guerra a escala planetaria, que provocó más de 50 millones de víctimas.

Infancia y juventud

Adolf Hitler nació en 1889 en Braunau am Inn, en el Imperio austrohúngaro. Su padre, Alois Hitler, era un funcionario de aduanas, y su madre, Klara Pölzl, ama de casa.

Su infancia estuvo marcada por los malos tratos del padre, las mudanzas frecuentes y el creciente desinterés por la escuela, que abandonó sin haber terminado sus estudios secundarios. Adolf, que deseaba ser pintor, tuvo que enfrentar la oposición de su padre, que prefería la administración pública.

Tras la muerte de sus padres, Hitler se mudó a Viena, donde no logró ingresar ni en la Academia de Bellas Artes ni en la Facultad de Arquitectura.

Durante el primer año de estadía en la capital gastó todo el dinero que había heredado de su familia, por lo que tuvo que deambular por albergues para indigentes y comedores populares. Esa vida miserable no lo volvió más sensible hacia los más humildes, sino que forjó en él una visión darwiniana de la vida en la que solo sobrevivían los más fuertes.

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Una tía le prestó dinero, que Hitler usó para comprar materiales con los que pintó escenas de la vida cotidiana. Gracias a la venta de sus acuarelas, consiguió dinero para subsistir, aunque también tuvo que trabajar como barrendero y obrero de la construcción.

Durante su estadía en Viena leyó gran cantidad de libros sobre historia y mitología germana, por lo que desarrolló una obsesión por los relatos sobre los orígenes del pueblo alemán. Así se transformó en un nacionalista pangermano que odiaba la diversidad étnica de Austria-Hungría.

Hitler y la Primera Guerra Mundial

Hitler, a la derecha, y varios compañeros de armas, en 1914, al iniciarse la Primera Guerra Mundial.

Hitler, a la derecha, y varios compañeros de armas, en 1914, al iniciarse la Primera Guerra Mundial.

En 1913 huyó a Múnich para no tener que prestar el servicio militar. Pero al desencadenarse la Primera Guerra Mundial, se enroló como voluntario en las filas alemanas. Sin trabajo, familia, ni amigos, encontró en el ejército una comunidad ordenada que le dio sentido a su vida. La valentía con la que sirvió de estafeta en el frente occidental le hizo ganar un ascenso a cabo y dos condecoraciones con la cruz de hierro.

Tras la derrota de los Imperios Centrales, acusó a los políticos de traicionar a Alemania por haber aceptado las condiciones del Tratado de Versalles, que juzgaba humillantes.

Carrera política

En 1919, Hitler fue enviado por sus superiores a espiar las actividades del Partido Obrero Alemán, que tenía su sede en Múnich. En ese pequeño grupo de conspiradores, encontró la oportunidad que buscaba de destacarse e iniciar un camino hacia el poder, por lo que renunció al ejército y se unió al partido, en el que fue ascendiendo hasta ser su máximo dirigente. Hitler lo rebautizó Partido Nacional Socialista Obrero Alemán y lo dotó de una ideología antisemita, antiliberal y anticomunista, afín a la del fascismo italiano.

En 1923 encabezó un fallido golpe de Estado, tras el cual terminó en prisión. Allí escribió Mi Lucha, en el que plasmó su ideología y trazó un curso de acción para asegurar la supremacía de la raza aria.

Al salir de la cárcel, reflotó el Partido Nacional Socialista y se rodeó de hombres como Rudolf Hess, Heinrich Himmler, Hermann Goering y Joseph Goebbels, que le ayudaron a darle forma al nazismo.

Hitler y otros miembros del Partido Nacional Socialista durante el juicio en su contra por el frustrado golpe de Estado de 1923.

Hitler y otros miembros del Partido Nacional Socialista durante el juicio en su contra por el frustrado golpe de Estado de 1923.

A partir de 1930 las dificultades económicas en las que se encontraba Alemania le proporcionaron un auditorio creciente entre millones de desocupados que se dejaron seducir por las promesas de grandeza y por una parafernalia de banderas, uniformes con correajes y saludos militares.

En 1933, tras adoptar la nacionalidad alemana y obtener más de 13 millones de votos, fue nombrado canciller por el presidente Paul von Hindenburg. Desde esa posición de poder, clausuró el Parlamento e instauró una dictadura de partido único que lo encumbró como líder indiscutido del Tercer Reich.

A partir de 1935 rearmó Alemania y modernizó las fuerzas armadas. Así reactivó la industria, redujo el desempleo y dejó atrás la depresión económica.

Hitler y la Segunda Guerra Mundial

El ideal de unir en un mismo Estado a todos los alemanes encaminó los esfuerzos de Hitler hacia la anexión de Austria y Checoslovaquia, que fue consentida por Francia y Gran Bretaña. Pero la invasión de Polonia desencadenó la Segunda Guerra Mundial, cuya primera fase dio a Hitler el control de casi toda Europa.

Su estrella comenzó a declinar cuando en 1941 lanzó la invasión de Rusia, motivado tanto por su ideología anticomunista como por la necesidad de conquistar un espacio vital que permitiera el desarrollo de Alemania.

A partir de la batalla de Stalingrado, las fuerzas soviéticas comenzaron una contraofensiva que no se detendría hasta llegar a las puertas de Berlín. Furioso por los sucesivos reveses, Hitler destituyó a generales que tildaba de incapaces e inútiles y asumió la planificación personal de todas las operaciones militares. Previendo el inminente desastre, varios oficiales organizaron atentados contra su vida en 1943 y 1944, de los cuales salió ileso.

Muerte de Hitler

Hitler se suicidó el 30 de abril de 1945, ingirió veneno y se disparó en la cabeza, durante la batalla de Berlín. Su cuerpo y el de su esposa, Eva Braun, fueron llevados del búnker a los jardines de la Cancillería, donde se los roció con gasolina y se los prendió fuego.

Los soviéticos lograron recuperar los restos quemados y los enterraron en un lugar secreto. En 1970 fueron exhumados e incinerados y las cenizas dispersadas al viento.

Bibliografía:
  • Favez Jean-Claude. Hitler. Buenos Aires, Página 12/Centro Editor de América Latina. 1987.
  • Toland, John. Adolf Hitler. Buenos Aires, Atlántida. 1977.
  • Weber, Thomas. La primera guerra de Hitler. Madrid, Taurus. 2012.

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Acerca del autor:

Profesor en Enseñanza Media y Superior en Historia (Universidad de Buenos Aires). Autor, editor y coordinador de contenidos editoriales.

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Marcelo Néstor Musa (2021). Adolf Hitler. Recuperado de Enciclopedia Iberoamericana (https://enciclopediaiberoamericana.com/adolf-hitler/). Última edición: septiembre 2021. Consultado el 30 de abril de 2024.
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