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Marcelo Néstor Musa (2024). José Miguel Carrera. Recuperado de Enciclopedia Iberoamericana (https://enciclopediaiberoamericana.com/jose-miguel-carrera/). Última edición: abril 2024. Consultado el 29 de abril de 2024.
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Contenidos

Retrato de José Miguel Carrera. Pintura realizada en 1950 por el artista chileno Miguel Venegas Cifuentes.

José Miguel Carrera

Político, militar, líder independentista chileno.

Tabla de contenidos:

Datos

Nacimiento Santiago, Capitanía General de Chile, 15 de octubre de 1785.
Fallecimiento Mendoza, Provincias Unidas del Río de la Plata, 4 de septiembre de 1821 (35 años).
Ocupación Político, militar, líder independentista chileno.
Causa de la muerte Fusilamiento.

¿Quién fue?

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José Miguel Carrera fue un político y militar chileno que luchó en las guerras por la Independencia de Chile. Es reconocido como uno de los Padres de la Patria y como el primer general en jefe del ejército de su país.

Tras formarse militarmente en España y luchar contra los franceses durante la invasión napoleónica de la península ibérica, regresó a Chile en julio de 1811.

Después de sucesivos golpes de Estado, quedó al frente de la Junta Provisional de Gobierno, asumiendo plenos poderes tras disolver el Congreso Nacional.

Retrato de José Miguel Carrera. Pintura realizada en 1950 por el artista chileno Miguel Venegas Cifuentes.

Retrato de José Miguel Carrera. Pintura realizada en 1950 por el artista chileno Miguel Venegas Cifuentes.

Su gobierno, abiertamente independentista, debió enfrentar una invasión realista proveniente del Virreinato del Perú, que desencadenó la guerra por la independencia.

Tras la batalla de Rancagua y el fin de la Patria Vieja, se exilió primero en Mendoza, y luego en Buenos Aires. Desde allí viajó a los Estados Unidos, donde recibió apoyo para organizar la primera escuadra naval chilena.

Tras su regreso a Buenos Aires, se involucró en los conflictos entre los unitarios y federales argentinos, situación que terminó forzando su exilio en la Banda Oriental.

En 1821, mientras trataba de llegar a Chile fue capturado y fusilado en Mendoza por orden del gobernador local.

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De carácter impetuoso y apasionado, Carrera es una de las personalidades más controvertidas de la historia chilena. Algunos historiadores lo consideran como un gran patriota que sentó las bases del Estado chileno. Otros, en cambio, destacan su egolatría y su compulsión por el poder.​

Para el actual Estado chileno es uno de sus máximos héroes, al punto que el sable atribuido a su persona se traspasa en el cambio de mando de cada comandante en jefe del ejército.

Infancia, juventud y formación intelectual

José Miguel Carrera y Verdugo fue el tercer hijo del coronel Ignacio de la Carrera y de Francisca de Paula Verdugo Fernández de Valdivieso y Herrera, que era descendiente de los conquistadores españoles Juan de Garay, Jerónimo Luis de Cabrera y Diego de Villarroel.

Tuvo tres hermanos: Juan José, Luis y Javiera, con los que siempre se sintió muy unido.

Durante su infancia y su juventud tuvo a su disposición sirvientes y esclavos, y recibió una educación muy completa.

En 1807 su padre decidió enviarlo a España, donde se formó militarmente y luchó contras los invasores franceses durante la guerra de la Independencia española.

Luego se ser herido en Ocaña, en 1809, se lo transfirió a Cádiz, donde recibió la Cruz de Talavera y fue ascendido a sargento mayor del regimiento de Húsares de Galicia.

En Cádiz conoció a los rioplatenses José de San Martín y Carlos María de Alvear y se vinculó con masones británicos y americanos.

Participación en el movimiento independentista

En abril de 1811 pidió la baja en el ejército español y regresó a Chile para sumarse al movimiento patrio que se había iniciado en 1810.

Arribó a Santiago el 26 de julio y en muy poco tiempo cambió por completo la orientación del proceso autonomista, desplazando del poder a los moderados que deseaban seguir siendo fieles al rey de España.

Bandera de la Patria Vieja, diseñada por Javiera Carrera.

Bandera de la Patria Vieja, diseñada por Javiera Carrera.

Durante su gobierno que, se extendió entre septiembre de 1811 y 1814, sentó las bases del Estado chileno: creó el Instituto Nacional y la Biblioteca Nacional, inauguró escuelas públicas y fundó el periódico La Aurora de Chile. Creó también los primeros símbolos patrios: la bandera tricolor (azul, blanca y amarilla) y un escudo nacional que tenía grabados una mujer y un varón indígenas bajo la leyenda “Por consejo o por la espada”.

En 1812 proclamó la libertad de vientres y dictó el Reglamento constitucional, que en su artículo 5 señalaba que ningún decreto o ley que emanara de un poder extranjero tendría validez en territorio chileno.

El carácter abiertamente independentista de su gobierno lo enfrentó con el virrey del Perú, que envió una fuerza militar que en 1813 desembarcó en el puerto de Talcahuano. De esa manera se desencadenó la guerra contra los realistas, que concluyó en una derrota de la que culpó a Bernardo O’Higgins, quien en enero de 1814 había asumido la conducción de la guerra.

Vida privada

Durante la Patria Vieja contrajo matrimonio con Mercedes Fontecilla Valdivieso, con la que tuvo cinco hijos: cuatro mujeres y un varón.

Este último, José Miguel Carrera Fontecilla, fue padre del capitán Ignacio Carrera Pinto, que luchó en el combate de la Concepción, durante la guerra del Pacífico.

Doña Mercedes acompañó a José Miguel durante su exilio en las Provincias Unidas del Río de la Plata y apoyó sus campañas para regresar a Chile y liberarlo de la dominación española. 

Exilio en las Provincias Unidas

Cuando José Miguel llegó a Mendoza, se entrevistó con San Martín a quien solicitó que se lo reconociera como jefe de gobierno en el exilio. Su actitud algo altanera y vehemente provocó desconfianza en San Martín, que lo envió a Buenos Aires.

Allí se reencontró con Alvear quien le prometió proporcionarle la ayuda necesaria para organizar una expedición que liberara Chile de la dominación española.

Pero tras el derrocamiento de Alvear, en abril de 1815, José Miguel comprendió que ya no podría conseguir sus objetivos en el Río de la Plata.

Búsqueda de apoyos en los Estados Unidos

Viajó entonces a los Estados Unidos, donde se entrevistó con el presidente James Madison. El mandatario estadounidense manifestó simpatía por la causa chilena pero no le ofreció apoyos concretos para no poner en riesgo las negociaciones con España por la compra de la Florida.

Posteriormente obtuvo el apoyo del capitán Pedro David Porter, quien lo puso en contacto con otros militares que lo ayudaron a armar una flota de cuatro naves y reunir importantes pertrechos bélicos.

A fines de 1816 emprendió el regreso a Sudamérica con la idea de emprender una campaña militar que permitiera liberar a Chile del dominio español.

Regreso a América del Sur

Cuando arribó a Buenos Aires, en 1817, el gobierno de Juan Martín de Pueyrredón le solicitó que pusiera su flotilla a las órdenes de San Martín, que ya había iniciado el cruce de los Andes. Su negativa a acatar esa directiva concluyó con la confiscación de su flota y con su encarcelamiento a bordo de un bergantín.

Pero al poco tiempo logró fugarse y viajar a Montevideo. Allí recibió la protección del general portugués Carlos Federico Lecor, que había invadido la Banda Oriental.

En Montevideo escribió el Manifiesto a los Pueblos de Chile, en el que acusó a O’Higgins y a San Martín de querer implantar la monarquía en Chile. «Nosotros hemos derramado nuestra sangre para destruir la tiranía, no para cambiar de tiranos», decía en uno de los párrafos del documento publicado el 4 de marzo de 1818.

Un mes después se enteró de la suerte corrida por Luis y Juan José, que habían planeado regresar a Chile y tomar el poder por la fuerza. Descubierto el complot en Mendoza, fue el gobernador de Cuyo, Toribio Luzuriaga, quien ordenó el fusilamiento de los hermanos Carrera, muy probablemente con el aval de O’Higgins y San Martín.

Frustrada expedición a Chile

Luego del asesinato de sus hermanos, continuó con sus acciones conspirativas, escribiendo panfletos en los que denunciaba los intentos del Directorio por establecer una monarquía. El tenor de sus críticas se acrecentó tras enterarse de la muerte de su padre, de la que culpó a O’Higgins.

Su suerte pareció cambiar tras la batalla de Cepeda de 1820, que determinó la disolución del Directorio porteño. Con la ayuda de los caudillos Estanislao López y Francisco Ramírez, logró reclutar soldados, y conseguir armas y municiones para organizar lo que él llamaba el «Ejército restaurador».

Pero tras el regreso de López a Santa Fe, luego de la firma del Tratado del Pilar, quedó aislado en San Nicolás de los Arroyos, donde sus fuerzas fueron derrotadas por las del gobernador porteño Manuel Dorrego.

Muerte de Carrera

Los últimos momentos de Carrera, copia realizada por Agustín Araya del óleo pintado en 1919 por el artista uruguayo Juan Manuel Blanes. Museo Histórico Nacional.

Los últimos momentos de Carrera, copia realizada por Agustín Araya del óleo pintado en 1919 por el artista uruguayo Juan Manuel Blanes. Museo Histórico Nacional.

A fines de 1820 decidió jugar su última carta: al mando de unos 500 hombres se internó en las pampas argentinas con la esperanza de poder cruzar los Andes y regresar a Chile. Durante su viaje fue ganando adeptos entre algunos grupos indígenas que le permitieron establecerse en sus tolderías y a quiénes convenció de lanzar malones contra varias localidades bonaerenses. ​

En febrero de 1821 abandonó las tolderías de los ranqueles y se dirigió hacia Chile atravesando los territorios de Córdoba y de San Luis. Los gobernadores locales intentaron cortarle el paso, pero logró derrotarlos en los combates de Chajá y Ensenada de las Pulgas.

Luego de tomar por la fuerza la gobernación de San Luis,  se demoró en intrigas que involucraron a Francisco Ramírez, a quien solicito el envío de tropas, armas y municiones para reforzar su ejército. Pero la muerte del “supremo entrerriano” en julio del mismo año echó por tierra esos planes.

Retomó entonces el viaje hacia Chile pero durante la travesía debió enfrentar a fuerzas mendocinas que lo derrotaron y lo tomaron prisionero el 30 de agosto.

Luego de un juicio sumario fue fusilado en Mendoza el 4 de septiembre de 1821, por orden del gobernador local, Tomás Godoy Cruz. Tenía entonces 35 años.

Años después sus restos fueron trasladados a Chile y depositados en un nicho de la Catedral Metropolitana de Santiago.

Bibliografía:
  • Bragoni, Beatríz. José Miguel Carrera. Un revolucionario chileno en el Río de la Plata. Buenos Aires, Edhasa, 2012.
  • De Ramón, Armando. Historia de Chile. De la invasión incaica hasta nuestros días (1500-2000). Santiago de Chile, Catalonia, 2013.
  • Encina, Francisco Antonio y Leopoldo Castedo. Historia de Chile. Las guerras de Independencia. Santiago de Chile, Editorial Santiago, 2006.
  • Sagredo, Rafael. Historia mínima de Chile. Madrid, Turner, 2014.
  • Sater, William y Collier, Simon. Historia de Chile, 1808-1994. Madrid, Akal, 2018.
  • Videla Carlos. José Miguel Carrera. El camino del honor y la patria. Santiago de Chile, Ignacio Carrera Pinto Ediciones, 2021.

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Acerca del autor:

Profesor en Enseñanza Media y Superior en Historia (Universidad de Buenos Aires). Autor, editor y coordinador de contenidos editoriales.

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Marcelo Néstor Musa (2024). José Miguel Carrera. Recuperado de Enciclopedia Iberoamericana (https://enciclopediaiberoamericana.com/jose-miguel-carrera/). Última edición: abril 2024. Consultado el 29 de abril de 2024.
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