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Marcelo Néstor Musa (2021). Bombardeos de Hiroshima y Nagasaki. Recuperado de Enciclopedia Iberoamericana (https://enciclopediaiberoamericana.com/hiroshima-y-nagasaki/). Última edición: enero 2021. Consultado el 12 de mayo de 2024.
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Bombardeos de Hiroshima y Nagasaki

Ataques con bombas nucleares realizados por Estados Unidos sobre ciudades japonesas.

Tabla de contenidos:

¿Qué sucedió?

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Los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki fueron ataques con bombas nucleares realizados por Estados Unidos sobre dichas ciudades japonesas, hacia fines de la Segunda Guerra Mundial.

Los ataques, ordenados por el presidente estadounidense Harry S. Truman, se efectuaron el 6 de agosto de 1945 sobre Hiroshima y el 9 de agosto sobre Nagasaki. Junto con el inicio de la guerra soviético-japonesa, fueron decisivos para forzar la rendición del Imperio del Japón y el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki fueron posibles debido al éxito de las investigaciones de un equipo de científicos dirigidos por el físico estadounidense Robert Oppenheimer, quien fabricó en secreto las primeras bombas atómicas de la historia.

Los ataques provocaron unos 120.000 muertos en el momento de las detonaciones, a lo cual hay que sumar las miles de personas que murieron posteriormente.

En la actualidad, los homenajes que año tras año se realizan a las víctimas de Hiroshima y Nagasaki giran en torno a la imperiosa necesidad de abolir para siempre el uso de todo tipo de armas de destrucción masiva.

Contexto histórico

Japón y Estados Unidos estaban en guerra desde fines de 1941, cuando los nipones lanzaron el sorpresivo ataque a Pearl Harbour, la base militar de los estadounidenses en las islas Hawái. Luego de esta agresión, Estados Unidos entró en la Segunda Guerra Mundial del lado de los aliados.

Los japoneses continuaron con el proceso de expansión que habían iniciado en 1937 y hacia principios de 1942 dominaban Corea, Manchuria, el este de China, las islas Filipinas, la Indochina francesa, la Malasia británica, Singapur, las Indias orientales neerlandesas, Nueva Guinea y varios archipiélagos del Pacífico.

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En junio de 1942 los estadounidenses vencieron a los japoneses en la decisiva batalla de Midway, en la que lograron hundir 4 portaviones enemigos. Midway le puso un freno a la expansión japonesa. A partir de entonces Estados Unidos, respaldado por sus inmensos recursos naturales y su impresionante capacidad productiva, fue logrando victorias y desalojando a los japoneses de los archipiélagos de Oceanía.

A principios de 1945, la flota estadounidense dominaba las aguas del Pacífico Norte. El 40% de las áreas urbanas de Japón habían sido destruidas por los bombardeos aéreos y las fábricas industriales habían quedado paralizadas por la destrucción y el ausentismo laboral.

Hongo atómico sobre la ciudad de Hiroshima, fotografiado por uno de los bombarderos estadounidenses escoltas del B-29 Enola Gay, quien arrojó la bomba

Hongo atómico sobre la ciudad de Hiroshima, fotografiado por uno de los bombarderos estadounidenses.

A fines de junio Estados Unidos, después de una cruenta campaña de 80 días, logró tomar la isla de Okinawa, situada al sur de Japón. Un mes después, el 26 de julio, los aliados emitieron la Declaración de Potsdam, la cual intimaba a Japón a rendirse y aseguraba que si no lo hacía el resultado sería «la inevitable y completa destrucción de las fuerzas armadas japonesas e inevitablemente la devastación del suelo japonés».

Como el gobierno nipón rechazó el ultimátum, los miembros del alto mando estadounidense barajaron varias alternativas para forzar la rendición de Japón, entre ellas un desembarco de mayor escala que el de Normandía. Pero la que finalmente se impuso fue la opción del ataque aéreo con bombas atómicas.

Causas

Entre las principales causas de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki se destacan:

  • La firme voluntad del gobierno japonés de no rendirse, a pesar de la capitulación de Alemania en mayo de 1945 y de no tener posibilidades de ganar la guerra.
  • Los cálculos que realizaba el gobierno estadounidense acerca de los costos de una posible invasión a Japón, que rondaban en una cifra que iba desde las 250.000 a las 500.000 bajas.
  • El temor a los ataques suicidas de los japoneses, los llamados kamikazes. Se creía que si estos atentados habían sido devastadores en aguas del Pacífico, serían aún peores en territorio japonés.
  • La invasión soviética de Manchuria, región en la que los japoneses habían creado el Estado títere de Manchukuo. Se inició en la medianoche del 9 de agosto, horas antes del ataque a Nagasaki. Si bien esta intervención había sido acordada en la Conferencia de Yalta, los estadounidenses temían que Stalin reclamara grandes ventajas territoriales si la presencia soviética se hacía imprescindible para forzar la rendición de Japón. Tanto el gobierno como el alto mando estadounidense coincidían en que era necesario acelerar el final de la guerra para imponer un armisticio favorable a los intereses de los Estados Unidos.
  • El deseo de los contratistas del complejo militar industrial, de muchos miembros del alto mando y del gobierno estadounidense, de experimentar en seres humanos el poder destructivo de la bomba atómica y de hacer una demostración de fuerza ante los soviéticos, que ya se perfilaban como el principal rival de los Estados Unidos en la posguerra.

Consecuencias

Las principales consecuencias de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki fueron las siguientes:

  • La muerte instantánea de unas 120.000 personas en el momento de las detonaciones, a lo que hay sumar las miles de personas que murieron en las semanas siguientes por las heridas recibidas y, posteriormente, debido a las enfermedades provocadas por la exposición a la radiación, entre ellas leucemia, cáncer de tiroides, de mama y de pulmón. Se estima que hacia fines de 1945 ya se habían producido 246.000 muertes.
  • La destrucción total de los centros de las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, donde casi ninguna edificación quedó en pie. En Hiroshima el 70 % de los edificios quedaron en ruinas. En Nagasaki el daño fue menor, ya que el porcentaje de estructuras y edificios destruidos fue del 40 %.
  • Los padecimientos de los hibakushas (los sobrevivientes) por haber sido testigos de la destrucción de sus hogares, la pérdida de muchos seres queridos y el miedo a desarrollar enfermedades por causa de la radiación.
  • La rendición incondicional del Japón anunciada el 15 de agosto de 1945, solo 6 días después de la detonación sobre Nagasaki. Esa rendición se formalizó el 2 de septiembre con la firma de un acta de capitulación. De esta manera concluyó la Segunda Guerra Mundial.
  • La ocupación del territorio japonés por fuerzas aliadas integradas por tropas de los Estados Unidos, Gran Bretaña, la India, Australia y Nueva Zelanda.
  • La aceptación por parte de Japón de la prohibición impuesta por los Estados Unidos de fabricar o introducir armamento nuclear en su territorio.
  • El inicio de un debate entre los defensores de la necesidad de los bombardeos atómicos y sus detractores. Quienes defendieron los bombardeos sobre Hiroshima y Nagasaki señalaron que esto permitió acelerar el fin de la guerra y salvar la vida de cientos de miles de soldados estadounidenses. Entre los críticos, intelectuales como Albert Camus o científicos como Albert Einstein denunciaron el ataque como un acto inmoral y acusaron a quienes lo autorizaron de cometer un crimen contra la humanidad. Otros críticos sostuvieron que el bombardeo atómico no era necesario ya que Japón se habría rendido igualmente en poco tiempo.
fotografía de la rendición de Japón

Ceremonia de rendición del Japón a bordo del acorazado estadounidense Missouri, el 2 de septiembre de 1945.

Bibliografía:
  • Beevor, Anthony. La Segunda Guerra Mundial. Barcelona, Pasado y Presente. 2012.
  • Hersey, John. Hiroshima. Barcelona, Debate. 2015.
  • Oé, Kenzaburo. Cuadernos de Hiroshima. Barcelona, Anagrama. 2011.

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Acerca del autor:

Profesor en Enseñanza Media y Superior en Historia (Universidad de Buenos Aires). Autor, editor y coordinador de contenidos editoriales.

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Marcelo Néstor Musa (2021). Bombardeos de Hiroshima y Nagasaki. Recuperado de Enciclopedia Iberoamericana (https://enciclopediaiberoamericana.com/hiroshima-y-nagasaki/). Última edición: enero 2021. Consultado el 12 de mayo de 2024.
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