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Economía de los mayas
La economía de la civilización maya estaba basada en la producción agrícola y el comercio.
¿Cómo era la economía de los mayas?
Los mayas constituyeron una civilización que se desarrolló en la región de la península de Yucatán y sus alrededores desde el período Preclásico temprano hasta el Posclásico tardío según la periodización tradicional de Mesoamérica y alcanzó su máximo período de esplendor durante el período Clásico, entre los años 250 y 950 d. C aproximadamente.
La economía de la civilización maya estaba basada en la producción agrícola y el comercio.
Durante el apogeo de la cultura maya existieron grandes núcleos de población conformados por un centro ceremonial, y aldeas ubicadas en los territorios aledaños, donde se instalaban los campesinos.
Esta organización podía variar de acuerdo con los recursos de cada región. En áreas costeras, por ejemplo, eran importantes las actividades relacionadas con la pesca.
Un elemento muy importante de la economía era el tributo, que obligaba a los trabajadores agrícolas, pescadores, artesanos y comerciantes a entregar parte de producción o su trabajo a la elite política y sacerdotal. Este sistema sostenía la estructura jerárquica de la sociedad maya.
La agricultura, caza y extracción
La mayor parte de la producción agrícola maya se realizaba con el sistema de milpa o roza y quema en las tierras aledañas a los centros ceremoniales. Las áreas cultivadas debían ser suficientes para producir alimentos para toda la población vinculada a ese centro.
El principal cultivo era el maíz, pero desarrollaron, según las regiones, numerosas variedades de plantas como frijoles (porotos), calabazas, jícamas, chiles (pimientos), camotes (boniatos, batatas), yuca (mandioca), tomates y cacao, entre otras.
Publicidad, continua debajoLa producción agrícola se complementaba con el aprovechamiento de diversas especies vegetales propias del área de influencia maya como la paltas o aguacates, anonas, cocoyoles, mamey, pitahayas, zapotes, tubérculos, algodón, tabaco, hule o caucho, achiote, añil y resinas. Muchos de estos productos eran bienes preciados en otras áreas de Mesoamérica y, por lo tanto, tenían gran valor comercial.
Se practicaba la apicultura para la obtención de cera y miel.
Tanto para complementar la alimentación como para tributo y comercio se realizaban partidas de caza y expediciones de pesca. Ambas eran comunales, tenían una significación simbólica y religiosa. Los productos obtenidos, luego del tributo, se repartían en la comunidad.
La actividad artesanal
Los mayas desarrollaron una actividad artesanal muy variada. En los núcleos poblacionales que se desarrollaban en torno de los centros ceremoniales, existían lugares específicos para la ubicación de los artesanos. Estos producían bienes de uso cotidiano y otros de lujo para consumo de la elite gobernante y para el comercio.
Entre las actividades artesanales se pueden mencionar:
- La cerámica, en la que desarrollaron una gran variedad de estilos, entre ellos, algunos polícromos y decorados con motivos naturalistas de animales, escenas cotidianas, motivos de caza o de guerra, etcétera.
- El trabajo en la piedra, en el que emplearon numerosos tipos de roca, como la caliza para tallar lápidas, estelas, esculturas y revestimientos de edificios; el basalto para confeccionar herramientas, como cinceles, martillos y pulidores; la obsidiana para cuchillos y el jade para joyas. También utilizaron piedras volcánicas provenientes de lugares lejanos y otras como la hematita, pirita, turquesa y pizarra.
- Fueron hábiles carpinteros y aprovecharon las maderas de la selva para producir dinteles, canoas, armas de distinto tipo, vigas para las construcciones, etcétera.
- En metalurgia, trabajaron el oro, la plata y el cobre.
El comercio
La actividad comercial tuvo una importancia relevante en la civilización maya.
El mayor volumen de la actividad comercial se llevaba a cabo en los grandes mercados a los que concurrían los mercaderes de las distintas regiones. Algunos de ellos fueron de Chichén Itzá, Acalan, Nito, Naco, Bacalar, Xicalango, Comalcalco, etc.
Estos mercados consistían en grandes patios o plazas, en los que se intercambian productos regionales y mercaderías proveniente de lugares muy alejados. Contaban también con edificios para los administradores, ya que cada mercado tenía un jefe que, con sus ayudantes, regulaba la actividad: controlaba las medidas, fijaba los precios, evitaba los engaños y, en general, aseguraba el orden.
A los grandes mercados llegaban productos tan variados como obsidiana verde del Altiplano mexicano, obsidiana negra de Guatemala, rocas volcánicas de Belice, conchas marinas de los océanos Atlántico y Pacífico; plumas, sal, cacao y cerámicas de Teotihuacán; pieles de animales, turquesas, plumas y cerámicas de Chiapas; oro, plata, cobre y cerámica de Centroamérica.
Al mismo tiempo, mercaderes de otros pueblos llegaban para comprar cerámicas, cacao, plumas de quetzal, mantas, escudos, trajes de guerreros, chile, algodón, vainilla, liquidámbar, hule, ónix, oro, turquesa y productos del mar producidos u obtenidos por los mayas.
No existía la moneda como la conocemos en la actualidad, pero se utilizaban para el intercambio productos como granos de cacao, cascabeles y hachuelas de cobre, conchas marinas, plumas de quetzal y algunas piedras.
Los comerciantes, llamados polom, estaban organizados en gremios y eran miembros destacados de la sociedad. Tenían sus propios barrios, producciones agrícolas y esclavos para transportar las mercaderías. Poseían, además, un dios específicos, Ek Chuah, que era el protector de los mercaderes y viajeros.
La actividad de los mercaderes era muy valorada porque eran hombres cultos y sabios ya que en sus recorridos por las distintas regiones mesoamericanas adquirían conocimientos geográficos, económicos, políticos y culturales. Muchas veces, eran empleados en misiones diplomáticas o servían de asesores a los gobernantes.
Para facilitar el comercio, se construyeron caminos y calzadas, llamadas sacbés, que unían los puntos estratégicos. También existían rutas fluviales y marítimas recorridas por remeros en canoas.
Además de este comercio a gran escala, existían pequeños comerciantes locales que facilitaban el intercambio de productos entre los miembros de la comunidad.
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Licenciada en Gestión e Historia de las Artes, Editora. Autora y editora de contenidos educativos y de divulgación.
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