José María Morelos

¿Quién fue José María Morelos?

José María Morelos fue un sacerdote, militar y dirigente criollo que asumió el liderazgo del movimiento independentista luego del fusilamiento de Miguel Hidalgo en 1811.

Con gran parte del sur y del oeste del Virreinato de Nueva España en su poder, declaró la Independencia de México y organizó el Congreso de Chilpancingo, que en 1814 sancionó la primera constitución que tuvo el país.

Tras sufrir varias derrotas, fue capturado por los realistas y juzgado por la Inquisición, que lo encontró culpable de herejía. Fue fusilado en San Cristóbal Ecatepec, el 22 de diciembre de 1815.

Su lucha y la de sus lugartenientes fue continuada por otros líderes insurgentes, como Guadalupe Victoria y Vicente Guerrero, que mantuvieron viva la causa de la Independencia, que finalmente se concretó en 1821.

En la actualidad, Morelos es considerado uno de los padres de la patria mexicana y se le ha otorgado el título honorífico de “Siervo de la Nación”.

Infancia, juventud y formación intelectual

José María Morelos y Pavón nació en 1765, en la villa novohispana de Valladolid, hoy llamada Morelia en su honor.

Sus padres fueron José Manuel Morelos, un carpintero de ascendencia indígena, y Juana María Guadalupe Pérez Pavón, una criolla que era hija de un maestro de escuela.

Durante su niñez aprendió a leer, escribir y contar gracias a las enseñanzas de su madre y de su abuelo materno.

Tras la muerte de su padre, en 1779, fue confiado a su tío Felipe Morelos, por lo que se estableció en una hacienda en las afueras de Apatzingán. Allí se dedicó a conducir recuas de mulas con las que su tío transportaba cargamentos de especias entre el puerto de Acapulco y la ciudad de México. Así obtuvo ingresos regulares, que utilizó para comprar ganado y mantener a su madre y su hermana.

En 1789 regresó a Valladolid para estudiar en el Colegio de San Nicolás, donde era rector Miguel Hidalgo. Estudió gramática y latín y dos años más tarde ingresó en el Seminario Tridentino de la misma ciudad, en la que aprendió retórica y filosofía. En 1795 recibió el título de bachiller de artes en la ciudad de México.

En 1796 aceptó una oferta del párroco de Uruapan para enseñar gramática y retórica a los niños de la zona. Un año después fue promovido al sacerdocio, otorgándosele licencias para celebrar misa y oír confesiones.

A partir de entonces predicó en Uruapan, Churumuco y en la parroquia de Carácuaro, en la que vivió toda una década. Durante este periodo, administró la herencia de su madre, transfirió a su hermana la casa familiar y mejoró el negocio de ganado que había iniciado en sus tiempos de arriero. También tuvo dos hijos ilegítimos con Brígida Almonte, uno de ellos Juan Nepomuceno Almonte Ramírez, nacido en 1803.

Morelos y la guerra por la independencia de México

Enterado del Grito de Dolores, adhirió a la causa de la insurgencia y se puso bajo las órdenes de Hidalgo, que lo nombró jefe del sur de México, y le encargó la toma del puerto de Acapulco.

Luego del fusilamiento de Hidalgo, asumió la dirección del movimiento revolucionario y con el grado de capitán general dirigió cuatro campañas militares que le permitieron conquistar gran parte del sur y el oeste del actual México.

Durante esas campañas, pelearon bajos sus órdenes los hermanos Miguel y Víctor Bravo, Vicente Guerrero, Mariano Matamorros y Hermenegildo Galeana. También contó con la colaboración del estadounidense Peter Ellis Bean, un aventurero que fabricó pólvora para las tropas insurgentes y que gestionó apoyo financiero para la causa de la insurgencia.

Entre 1811 y 1812 desarrolló además una intensa actividad administrativa y legislativa, que incluyó la abolición de la esclavitud y la supresión de los tributos de las comunidades indígenas.

Morelos y el Congreso de Chilpancingo

En mayo de 1813 convocó un congreso nacional de representantes provinciales que se reunió en la localidad de Chilpancingo.

El 14 de septiembre, una vez instalado el Congreso, Morelos leyó el discurso de apertura y los diputados iniciaron el examen de las propuestas contenidas en un texto escrito por él, Sentimientos de la Nación. Al día siguiente fue elegido generalísimo, con facultades para nombrar a sus lugartenientes, cargos que recayeron en Mariano Matamoros y Manuel Muñiz. En noviembre el Congreso aprobó una declaración de Independencia redactada por Carlos María Bustamante.

A partir de 1814 fue atacado desde varios frentes por las fuerzas de Félix María Calleja, que había reemplazado a Francisco Javier Venegas como virrey de Nueva España. El imparable avance de los realistas lo obligó a trasladar el Congreso primero a Apatzingán y luego a Uruapan.

En 1815, con la idea de acercarse a un puerto de ultramar que le permitiera recibir ayuda desde el exterior, decidió el traslado del Congreso a Tehuacán, asumiendo la tarea de escoltar y defender a los integrantes del Poder Legislativo.

Muerte de José María Morelos

Tras ser derrotado por los realistas en la batalla de Temalaca, fue capturado por una partida liderada por el coronel español Manuel de la Concha.

Conducido a la ciudad de México, fue juzgado primero por un tribunal civil y luego por la Inquisición. Este tribunal religioso lo encontró culpable del abandono de las doctrinas de la Iglesia católica y por herejía.

Fusilamiento de Morelos en San Cristóbal Ecatepec, el 22 de diciembre de 1815. Pintura de autor desconocido.

Dictada la sentencia de muerte, se lo mantuvo en prisión hasta la madrugada del 22 de diciembre de 1815, cuando se lo encadenó de pies y manos, se lo subió a una carroza y se lo condujo a Ecatepec, a donde llegó a la una de la tarde. El traslado se debió a los temores que tenía Calleja de que se produjeran graves disturbios si se lo ajusticiaba en la capital.

El sacerdote Miguel Salazar fue comisionado para confesarlo y preparar su sepultura.El fusilamiento tuvo lugar a media tarde, frente a la Casa de los Virreyes.

Los restos de Morelos fueron sepultados en la cercana Iglesia de San Cristóbal. En 1823 fueron trasladados y depositados en la Catedral Metropolitana.

Según algunos historiadores, permanecieron allí hasta que fueron depositados bajo la Columna a la Independencia, en la Ciudad de México.

Según otros, cuando Juan Almonte tuvo que exiliarse tras la caída del Segundo Imperio Mexicano, en 1867, extrajo clandestinamente los restos de su padre y se los llevo a Francia, sepultándolos en un cementerio parisino, donde se habrían perdido.