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Alejandro Magno
Rey de Macedonia y emperador del Imperio greco-macedónico.
Datos |
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Nacimiento | Pela, Macedonia., 21 de julio de 356 a. C. |
Fallecimiento | Babilonia, Mesopotamia asiática, 11 de junio de 323 a. C. |
Ocupación | Rey de Macedonia, comandante del ejército de la Liga de Corinto, emperador del Imperio greco-macedonio. |
Causa de la muerte | Malaria o paludismo. |
¿Quién fue?
Alejandro III de Macedonia, más conocido como Alejandro Magno, fue rey de Macedonia a partir del 336 a. C., cuando asumió el poder tras el asesinato de su padre, Filipo II.
En el 334 a. C. encabezó una campaña militar que le permitió conquistar el Imperio persa aqueménida y reemplazarlo por un Imperio aun más extenso, que abarcaba desde Grecia y Macedonia, por el oeste, hasta el río Indo, por el este.
Durante sus trece años de reinado, fundó unas setenta ciudades, cincuenta de las cuales llevaban su nombre. La más famosa de todas, la Alejandría egipcia, aún pervive y está situada a orillas del mar Mediterráneo.
Alejandro es considerado el general y estratega más brillante de la Antigüedad. Su carisma y sus conquistas han inspirado a los grandes conquistadores militares de todos los tiempos, desde el romano Julio César hasta el emperador francés Napoleón Bonaparte.
Infancia, juventud y formación intelectual
Alejandro, nació en Pella, la capital del reino de Macedonia, en el 356 a. C. Su padre fue el rey Filipo II, del que heredó su ambición y sus habilidades militares. Su madre, la epirota Olimpia, no dejaba de repetirle de que era descendiente de Aquiles, el héroe griego que peleó en la Guerra de Troya.
Filipo procuró que Alejandro recibiera una educación de tipo griego que combinaba el adiestramiento militar y los ejercicios físicos con una gran formación intelectual. Uno de sus maestros fue el filósofo griego Aristóteles, que le transmitió el amor hacía los héroes de los poemas homéricos.
A los dieciséis años ocupó la regencia de Macedonia y a los dieciocho, lideró un cuerpo del ejército de su padre en la batalla de Querónea, que en el 338 a. C. marcó la sumisión de la Antigua Grecia y la fundación de la Liga de Corinto.
Publicidad, continua debajoAscenso al poder
En el 336 a. C. Filipo fue asesinado durante las bodas de su hija Cleopatra. Con veinte años, Alejandro heredó el trono de Macedonia, pero inmediatamente tuvo que enfrentar una rebelión de las ciudades griegas.
Alejandro avanzó a marchas forzadas hacia el sur y reprimió la rebelión de manera despiadada: la ciudad de Tebas fue destruida, todos sus hombres asesinados y las mujeres, niños y ancianos, vendidos como esclavos. Así, Alejandro impuso su autoridad sobre toda Grecia, excepto sobre Esparta, que preservó su independencia, aunque quedó aislada en la península del Peloponeso.
La conquista del Imperio persa
En el 334 a. C. Alejandro reunió unos 40.000 hombres, con los que pasó a Asia Menor. El ejército greco-macedónico venció a las tropas reunidas por varios sátrapas persas en la batalla del río Gránico. Luego de este triunfo, liberó las ciudades griegas del Asia Menor.
El rey persa Darío III reunió un poderoso ejército y esperó Alejandro en las puertas de Siria. Pero fue vencido en la batalla de Issos y antes de que la lucha terminara, huyó hacia Persia.
Alejandro avanzó hacia el sur, ocupando Siria, Fenicia y Palestina. La única demora la tuvo en Tiro, donde necesitó siete meses de sitio para doblegarla.
De Palestina, marchó a Egipto, donde los sacerdotes locales lo recibieron como un libertador. Mientras sus tropas tomaban un descanso, Alejandro visitó el oráculo del dios Amón, donde recibió el vaticinio de grandes victorias.
Luego de dejar atrás Egipto, Alejandro atravesó los ríos Éufrates y Tigris y en el año 331 a.C. obtuvo una victoria decisiva sobre los persas en la batalla de Gaugamela.
Luego de su coronación como rey de reyes, en el 330 a. C., Alejandro marchó tras Darío III, que había huido hacia el este. Pero el rey persa fue asesinado por Bessos, sátrapa de Bactriana. Tras ejecutar al traidor y conquistar Bactriana y Sogdiana, Alejandro avanzó hacia la India, donde en el 326 a. C., venció al rey local Poros, en una mítica batalla en la que luchó contra un ejército que contaba con decenas de elefantes.
Alejandro se apoderó entonces del valle del Indo e intentó llegar hasta el Ganges. Pero sus hombres, cansados después de muchos años de marchas y gran cantidad de combates, no quisieron seguir avanzando hacia el este.
El Imperio de Alejandro
Luego de volver de la India, Alejandro instaló su capital en Babilonia, por ser el centro geográfico de su imperio. Allí estableció un gobierno centralizado, se vistió con ropas orientales y exigió a todos sus súbditos que se postraran en su presencia. Así dio inicio al culto al gobernante, algo que sería ordinario en la época helenística.
Intranquilo por la diversidad cultural de la población de su imperio, intentó unir a los pueblos que lo habitaban. Impulsó entonces los matrimonios masivos entre oficiales griegos y macedonios y mujeres persas. Él tomó tres esposas asiáticas: Roxana, una princesa bactriana; Parisátide, hija del rey persa Antajerjes III; y Barsine-Estatira, una de las hijas de Darío III. También ordenó que se instruyera en la cultura griega a miles de jóvenes persas, a los que les permitió el ingreso a sus ejércitos.
Vida privada
A pesar de tener tres esposas, el gran amor de Alejandro fue Hefestión, un joven macedónico que conoció cuando ambos eran instruidos por Aristóteles.
Desde entonces fueron inseparables, al punto que Alejandro decía que la relación que tenía con Hefestión era similar a la que, según Homero, Aquiles mantenía con su primo Patroclo.
Durante la conquista del Imperio persa, Hefestión fue su hombre de confianza tanto en la guerra como en las tareas administrativas.
En el marco de su política de integración étnica y cultural, Alejandro decidió que Hefestión tomara por esposa a Dripetis, hija de Darío III y hermana de Barsine-Estatira.
Cuando Hefestión falleció, en el 324 a. C., tras un banquete en el que comió y bebió en exceso, Alejandro quedó sumido en una gran depresión, de la que le costó recuperarse.
Muerte de Alejandro
A principios de junio del 323 a. C. Alejandro enfermó gravemente luego de haber participado en un banquete en el que bebió demasiado. Agonizó durante diez días, durante los cuales tuvo varios picos de fiebre. Murió el 11 de junio cuando tenía apenas 32 años.
Existen varias teorías sobre las causas de su muerte. Algunos autores sostienen que fue envenenado por Casandro, hijo de Antípatro, regente de Grecia. Otros, que tuvo una recaída de la malaria que contrajo en el 336 a. C, o que fue víctima del paludismo. No faltan quienes sostienen que sufrió una pancreatitis aguda.
Como Alejandro no tenía sucesores legítimos, tras su muerte, sus generales lucharon entre sí por el control del Imperio. Durante esas luchas, todos sus familiares y descendientes fueron asesinados, y el Imperio se desmoronó.
La tumba de Alejandro
El cuerpo de Alejandro fue embalsamado y depositado en un sarcófago de oro, que fue cubierto por una capa púrpura. El sarcófago y su armadura fueron colocados en un carruaje dorado que fue transportado hacia Macedonia. Pero en el camino, la comitiva fúnebre fue atacada por uno de los generales de Alejandro, Ptolomeo, que robó el sarcófago, lo llevó a Egipto y lo depositó en Alejandría.
Allí permaneció hasta fines del siglo IV d. C., cuando su tumba fue profanada por una horda de fanáticos tras la proclamación del cristianismo como religión oficial del Imperio romano. Poco después, desapareció misteriosamente tras una gran tormenta que inundó parte de la ciudad y que provocó desmoronamientos en varias edificaciones ubicadas cerca de la costa.
Bibliografía: |
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Profesor en Enseñanza Media y Superior en Historia (Universidad de Buenos Aires). Autor, editor y coordinador de contenidos editoriales.
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