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Carlos V
Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, rey de España, de Nápoles y de Sicilia.
Datos |
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Nacimiento | Gante, ducado de Flandes (actual Bélgica), 24 de febrero de 1500. |
Fallecimiento | Yuste, España, 21 de septiembre de 1558 (58 años). |
Ocupación | Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, rey de España, de Nápoles y de Sicilia. |
Causa de la muerte | Paludismo. |
¿Quién fue?
Carlos V fue el nombre de Carlos de Habsburgo como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Como rey de España, cargo que ocupó entre 1517 y 1556, recibió el nombre de Carlos I.
Este monarca tuvo un rol protagónico en la política del siglo XVI en gran parte del mundo conocido en la época, ya que sus posesiones abarcaban además de buena parte de Europa algunos sectores de la costa mediterránea de África, Asia y gran parte de América.
Heredó de sus padres los reinos de Aragón, Navarra y Castilla con sus posesiones hispanoamericanas, el condado de Flandes, los Países Bajos y Austria, así como el derecho a ser elegido emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, dignidad que obtuvo en 1519 a la muerte de su abuelo paterno, Maximiliano de Habsburgo.
Dedicó su vida a lo que consideraba su obligación como soberano: restaurar un imperio cristiano universal del que el emperador sería el poder político y el papado el espiritual. Con este objetivo, luchó incansablemente para mantener la unidad religiosa del mundo cristiano, amenazada tanto por el protestantismo como por el Imperio otomano.
Sin embargo, para enfrentar ambas amenazas necesitaba el apoyo de todos los Estados europeos que, en ese momento, estaban más interesados en consolidar sus propias naciones que en mantener una unidad espiritual más cercana a los ideales de la Edad Media que a los del mundo moderno.
Pasó la mayor parte de su vida recorriendo los territorios sobre los que gobernaba para enfrentar los innumerables conflictos que se fueron sucediendo durante su reinado: las rebeliones flamencas, las pretensiones francesas sobre los territorios españoles en Italia, el apoyo de los príncipes alemanes a la reforma protestante, las crisis con el papado por su apoyo a Francia y el avance del Imperio otomano.
Si bien aparece en los testimonios como una personalidad conciliadora, no dudó en enfrentar con las armas a quienes se oponían a sus objetivos y, con el apoyo de la Inquisición, persiguió implacablemente los focos de protestantismo que surgieron en España.
Publicidad, continua debajoInfancia y juventud
Carlos V fue el primogénito de la infanta Juana la Loca (1479-1555), hija de los Reyes Católicos, y de Felipe el Hermoso (1478-1506) duque de Borgoña e hijo de Maximiliano I de Austria, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
Nació en Gante, capital del condado de Flandes, en 1500. En 1506, cuando sus padres se dirigieron a España a reclamar la corona de Castilla tras la muerte de la reina Isabel, Carlos quedó al cuidado de su tía, Margarita de Austria. La sorpresiva muerte de su padre ese mismo año y la imposibilidad de Juana de asumir la corona por su condición mental, tuvieron como consecuencia que Fernando de Aragón asumiera el gobierno de Castilla en nombre de su hija y Carlos permaneciera en Flandes.
Allí, recibió una educación basada en los valores de la caballería todavía vigentes en el norte de Europa en aquella época. Esos valores incluían un sentido del honor, del heroísmo, del fervor religioso que resultaban un poco anticuados para los ideales de los aristócratas de la Edad Moderna.
Su tutor fue un noble flamenco, Guillermo de Croy, y su preceptor fue Adriaan Floriszoon, también conocido como Adriano de Utrech, quién fue luego el papa Adriano VI.
En 1516, a la muerte de Fernando de Aragón, Carlos partió hacia España para reclamar sus derechos sobre la corona aragonesa y reclamar la de Castilla. En 1518 fue coronado como Carlos I rey de Aragón y, junto con su madre, de Castilla. El reinado de Juana fue, sin embargo, nominal, ya que permaneció recluida en Tordesillas hasta su muerte, ocurrida en 1555.
Reinado
La coronación de Carlos I dio inicio al reinado en España de la Casa de Austria que finalizó con la muerte de Carlos II sin herederos en 1700.
Su llegada a España, a los 17 años, no fue bien vista en la corte. Carlos no hablaba español y desconocía las costumbres de los castellanos. Llegó rodeado de consejeros y aristócratas flamencos e impuso en la austera corte castellana el complejo ceremonial y la moda de la Borgoña y de Flandes que incluía banquetes, ceremonias ostentosas, ropajes lujosos y coloridos y torneos de caballería.
Este rechazo se hizo efectivo en los levantamientos que se produjeron en Castilla cuando, en 1519, fue Carlos fue elegido emperador del Sacro Imperio y viajó a Alemania para asumir este cargo. Los comuneros que se rebelaron reclamaban la presencia del rey en España y la incorporación de funcionarios españoles en los cargos de gobierno. Además, se oponían a la utilización de fondos castellanos para financiar la actividad imperial.
Aunque la sublevación fue reprimida y sus líderes ejecutados, Carlos comprendió la necesidad de contar con el apoyo castellano para lograr sus objetivos e inició una política de acercamiento a sus súbditos españoles: aprendió español, se rodeó de consejeros españoles y, en 1526, se casó con una princesa portuguesa, Isabel de Portugal.
Isabel, además de ser muy querida por los españoles, fue una colaboradora inteligente y capaz que gobernó España con eficiencia durante los frecuentes y largos viajes del rey.
Tuvieron cinco hijos de los cuales tres llegaron a la adultez: Felipe que sucedió a su padre como Felipe II, María y Juana. La muerte de Isabel, en 1539, fue un golpe duro para el rey quien no quiso volver a casarse.
Carlos tuvo además cinco hijos extramatrimoniales, antes y después de su matrimonio, algunos de los cuales, como Margarita de Parma o Juan de Austria, llegaron a ocupar importantes funciones tanto en España como en Flandes.
En su defensa del catolicismo, Carlos V no pudo impedir el avance del protestantismo, de modo que trató de conciliar las posturas de protestantes y católicos para lograr la unificación de ambas iglesias. Sin embargo, tanto los intentos pacíficos como la convocatoria al Concilio de Trento, como los bélicos fracasaron y Carlos V tuvo que firmar la Paz de Augsburgo con lo que la ruptura de la Iglesia quedó sellada. Tampoco logró detener el avance musulmán ni impedir que el emperador otomano Solimán se aliara con Francia para enfrentarlo.
Retiro y muerte
Decepcionado por los fracasos en las grandes metas de su vida, Carlos V decidió retirarse de la vida política. El 22 de octubre de 1555 se despojó del título de Gran Toisón de oro y a los pocos días renunció al de duque de Borgoña y soberano de los Países Bajos.
El 16 de enero de 1556 abdicó en su hijo Felipe II la corona de Castilla, Aragón, Sicilia y las Indias y entregó el título de emperador del Sacro Imperio a su hermano, Fernando de Austria. Luego se retiró al monasterio de Yuste, en Cáceres, España donde llevó una vida sencilla hasta su muerte a causa de paludismo, el 21 de septiembre de 1558.
Bibliografía: |
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Licenciada en Gestión e Historia de las Artes, Editora. Autora y editora de contenidos educativos y de divulgación.
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